jueves, 1 de septiembre de 2016

ELEVADO A LOS JARDINES XV: Un niño québécois que se hizo jugador de béisbol.

A estas alturas nadie duda de mi absoluta devoción por los Medias Rojas. Todo el mundo sabe que soy un fiel y buen patriota de la Red Sox Nation, pero parece que hay vida más allá de Fenway. Para hablar de ello nace Elevado a los jardines.


Se acerca el final de temporada regular en la MLB. Lo principal en estos momentos es hablar sobre quién se clasificará para octubre. Qué equipos tienen más opciones de llevarse cada una de las seis divisiones y quiénes serán los afortunados segundones que jugaran el partido de wildcard. Pero también hay sitio para discutir sobre los premios individuales.

Este año se está produciendo una circunstancia no demasiado habitual. Entre los principales candidatos al Cy Young de la Liga Americana hay un relevista: Zach Britton de los Baltimore Orioles. Este premio está reservado para los grandes aces. Para lo tíos que lanzan más de 200 entradas por temporada. Pero muy de vez en cuando hay excepciones. Si Britton consiguiera llevarse el galardón al mejor lanzador del 2016 se convertiría en el primer pitcher relevo en lograrlo desde el 2003, año en que Eric Gagne, closer de los Dodgers, se llevó el premio.

Gagne nació en Canadá, más en concreto en Quebec. Si el football es una religión en Texas no sé lo que es el hockey en Quebec. Como poco otro religión. Podríamos decir que el sueño de cualquier niño québécois es convertirse en jugador de los Montreal Canadiens. Y a eso aspiraba el joven Eric.

El béisbol era para él un simple entretenimiento veraniego. Un hobby en el que ocupar el tiempo libre entre el final de una temporada de hockey y el inicio de la siguiente. Un físico imponente le convirtió en el goon del equipo del instituto. Ese rol macarra que existe en el hockey y cuya principal función es dar de hostias a quien ose incordiar demasiado a las figuras. Qué alguien se atrevía tocar al center estrella, pues allí estaba Eric para poner las cosas en su sitio.

A pesar de soñar con la Stanley Cup y de tener a Paul Gagne, primo de su padre y jugador profesional de los Rockies (ahora Colorado Avalanche), Devils, Maple Leafs e Islanders, como principal inspiración su talento para el hockey nunca fue más allá de la intimación y los puños. Donde Eric si destacaba era en el béisbol, eso que él consideraba un simple pasatiempo.

Gracias a su talento como pitcher consiguió una beca para el Seminole State Junior College de Oklahoma, donde con ayuda del entrenador Lloyd Simmons fue puliendo sus lanzamientos hasta convertirse en un power pitcher que resultaba muy atractivo para las franquicias de las Grandes Ligas. Pero lo que hacía que Gagne fuera un jugador distinto era su mentalidad. Había llevado su comportamiento chulesco de goon al montículo. No era un pitcher frío que intentará reprimir sus sentimientos, sino todo lo contrario. Le gustaba mirar a los bateadores a los ojos buscando intimidarlos y llegó a decir que disfrutaba dándoles bolazos.

Tras su periplo universitario acabó en los Dodgers. Las lesiones y cierta perdida de control en su fastball lo tuvieron a caballo entre las Menores y el primer equipo hasta que Jim Tracy decidió probarlo como relevista a finales del 2001. Todo el mundo se dio cuenta de lo cómodo que Gagne se sentía en momentos tensos. Él mismo ha reconocido que lanzar en situaciones límites "es la mejor sensación que hay. El partido apretado y tú siendo el centro de atención".

Después de la buenas sensaciones que trasmitió en el 2001 se convirtió en el cerrador del equipo en la siguiente temporada. Estuvo realmente dominante pero un año después, en 2003, asistiríamos a algo muy pocas veces visto. Consiguió 55 saves con un ERA de 1.20, un ERA+ de 337 y un K/9 de 15. Además entre el 2002 y el 2004 Gagne acumuló 84 saves consecutivos. Tal era su dominio que en el Dodger Stadium se le recibía al grito de "game over".

En el 2004 volveríamos a asistir a una muy buena temporada de Eric, pero la lesiones acabarían por cebarse con él. Arrastró problemas físicos desde principios del 2005 y a finales de ese año tuvo que someterse a una cirugía Tommy John de la que nunca se recuperó. Dejó Los Ángeles en 2006 y en apenas dos años pasó con más pena que gloria por Rangers, Red Sox y Brewers. Además se le empezó a relacionar con el uso de sustancias dopantes. Fue uno de los jugadores que apareció en el Informe Mitchell. Él mismo reconoció en 2010 haber utilizado hormona del crecimiento.

En 2008, con solo 31 años, Gagne dejaba el béisbol profesional. Probó suerte en un equipo canadiense de la Ligas Independientes, los Québec Capitalies. También ha ejercido como entrenador de la selección francesa de béisbol en distintos momentos.

En Hit Somebody! Warren Zebon se preguntaba que podía hacer un chico canadiense que jugaba al hockey como goon además de pegarse con sus rivales. El protagonista de la canción, cuyo único rol según su entrenador era el de pelearse, acababa marcando un gol en su último partido. Gagne consiguió ganar un Cy Young y ser un pitcher dominante durante tres años. No está nada mal para un chico pueblerino de Canadá. 

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