lunes, 20 de marzo de 2017

Previa de los Red Sox en el Annual Baseball Prospectus 2017. Por Michael Schur.

Breve aclaración de este humilde e improvisado traductor.


Ha dado la casualidad  de que una de las mejores previas del Annual de Baseball Prospectus de este 2017 sea sobre los Red Sox. He disfrutado tanto leyéndola que me parece imprescindible compartirla aquí con aquellos lectores que no tengan acceso a la guía y/o tengan problemas para leer en inglés.

Decir que está traducción se hace sin ánimo de lucro y con el único propósito de acercar un poquito más el maravilloso juego del béisbol al público español y en menor medida al latino americano, ellos ya están más que familiarizados con él.

Por último agradecer a la gente de Baseball Prospectus el trabajo que hacen y perdón por reproducir aquí el fabuloso artículo escrito por Michael Schur. En mi defensa diré que mi único propósito es que también los niños hispano parlantes sean de los Red Sox.
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Querido William:

Cuando me dispongo ha escribir sobre el nacimiento de tu amor por un equipo de béisbol hay un hecho que resulta definitivo: un absurdo partido diputado por Dodgers y Diamondbacks en 2014. Apenas acababas de descubrir el deporte, pero tu entusiasmo por él era enorme. Parecía necesario llevarte a ver un partido, y puesto que vivimos en Los Angeles la visita al Dodger Stadium parecía lo más lógico. Hasta tu madre me lo comentó, no llevarte parecía cruel.

¿Por qué no lo haces? Lo único que quiere es ver un partido en directo.  
Si... Pero... es solo que la primera vez importa. Mi primer partido en directo fue en Fenway y por eso me hice de los Red Sox. Solo quiero que su primer partido sea también en Fenway.  
Es septiembre. No iremos a Boston hasta el año que viene. ¿De verdad quieres que no vea un partido hasta el año que viene?

Agaché la cabeza con tristeza. La lógica había hablado. Pero sabía lo que significaba. Te iba a entregar al béisbol de la Costa Oeste.

Aparcamos en el infinito parking del Dodger Stadium y nos acercamos a una de esas interminables escaleras del Dodger Stadium. Vi como la multitud y el campo te atrapaban. Te compré una camiseta de Kershaw y una de esas manos azules de gomaespuma que hacen el gesto del número uno. Ya te había perdido.

Ese día fue mi primera oportunidad para evitar que abandonaras a los Boston Red Sox, el equipo de tu padre y tu abuelo. Podría no haberte llevado al campo. O simplemente haber dicho que no había entradas (tenías solo seis años y me hubieras creído). La segunda oportunidad se dio en el coche, cuando volvíamos a casa. No parabas de hablar del home run de Adrián Gonzalez y entonces te dije que había jugado en los Red Sox hacía poco. También te recordé que dos años antes habíamos sido los Campeones del Mundo. Pareciste interesado, pero solo por un momento. En seguida me preguntaste por qué habíamos tradeado a Gonzalez a los Dodgers si era tan bueno. Intente explicarte el concepto de payroll y flexibilidad económica de un equipo y tu cabeza cortocircuitó. Algún día lo entenderás. Fue un gran trade.

La tercera y mejor oportunidad de pararlo fue nuestra visita a Fenway Park, justo un año después. Tu amor por los Dodgers era casi definitivo. Dios sabe cuantas veces los habías visto. ¿Seis? ¿Diez partidos? Esperaba que Fenway te hiciera cambiar de opinión. Gasté una pequeña fortuna (sexta fila detrás del dugout) y tú, el abuelo Kid y yo nos acomodamos para disfrutar de la magia de Fenway. Antes del partido asaltamos la tienda del estadio en Yawkey Way. Abracé sin remordimientos la Guía del Mal Padre (nota de este humilde e improvisado traductor: último tomo que el historietista québécois dedico a la crianza de los hijos y que en inglés fue titulado The Owner's Manual to Terrible Parenting) y te compré todo lo que quisiste. No importaba cuantas cosas quisieras. Debías tenerlas todas. ¡TODAS! ¿Tres camisetas, dos gorras, cromos, libros, guantes de bateo y una de esas manos de gomaespuma? ¿Es todo? ¿Seguro que no quieres pegar otra pasada?

El único problema era que los Red Sox jugaban con los Mariners y King Félix estaba en la lomita. La noche anterior no pegué ojo. En los pocos momentos en los que conseguí conciliar el sueño tuve pesadillas espantosas en las que los Marines ganaban 2-0 y los Red Sox solo conseguían tres hits. Ni un corredor pasaba de la segunda. Las gradas languidecían machacadas por el calor de agosto. Algún día te emocionaran los 1-0, pero a los siete años son como una sentencia de muerte.

Pero no fue lo que paso. Los Red Sox anotaron veintidós carreras. ¡Veintidós! Una detrás de otra. Alejandro de Aza pegó un home run. ¡Pablo Sandoval pego un home run! (Cuando leas esto sabrás lo raro que fue). Sacamos a Felix del partido en solo dos entradas. Jackie Bradley se fue con cinco hits en seis at-bats: dos homers, tres dobles, siete impulsadas y cinco anotadas. Lo que vimos fue como de "dibujos animados". Y la mecha volvió a prender. Vi el fuego crecer en cada uno de tus saltos y tus risas. No podía creerlo. Los Red Sox eran... algo para ti.

No quería que la llama se apagara, así que hicimos una segunda visita a la tienda para hacernos con una camiseta de Jackie Bradley. El abuelo Kid puso mala cara y dijo: ¿De verdad? ¿Otra? Si, abuelo Kid. Otra. Déjame tranquilo. Estoy liado intentado algo importante.

Ese día hubo un atisbo de esperanza. El problema es que Boston está a 3000 millas de casa y el Dodger Stadium a solo cinco. Poco a poco, partido a partido, y en menos de un año ya estabas otra vez siguiendo a los Dodgers y viéndolos jugar. Y mira que es difícil ver los partidos de los Dodgers por la tele debido a ese absurdo acuerdo que han hecho con un canal de cable y que deja al 70% de sus aficionados sin acceso a los juegos (algún día aprenderás sobre los derechos televisivos a nivel local y te cabrearas). Día a día, partido a partido, he visto como los Dodgers te atrapaban y te alejabas de los Red Sox.

Ya me he dado por vencido con todo esto, William. Incluso hay razones para apoyarte. Los Dodgers son el equipo de Jackie Robinson, una figura que ha trascendido más allá del deporte y que es fundamental en la historia de este país. Algún día descubrirás la vergonzosa historia de racismo de los Red Sox. Como tuvieron la oportunidad de tener a Jackie y a Willie Mays en el mismo equipo y no lo hicieron por culpa de un propietario borracho y retrógrado. Ese día sentirás que has tomado la elección correcta.

Los Dodgers tienen cosas buenas. Comparten con los Red Sox un odio eterno hacia los Yankees (esto es muy importante). Su estadio, aunque "solo" tienen sesenta años, es el tercero más antiguo de la MLB. Vin Scully. Sandy Koufax. Esa "B" de los Brooklyn Dodgers que aún se ve en alguna gorra y que según como la mires es igualita a la "B" de los Red Sox. Como ves intento encontrar alguna cosa a la que agarrarme.



Además los Red Sox son, como me dijiste con ese tono que usan los niños para hacer que sus padres se sientan mejor, tu segundo equipo. Los segundo equipos son algo importante cuando eres un niño. Mi segundo equipo eran los Astros porque tus tatarabuelos se mudaron a Houston el año que yo nací. Fui al Astrodome y ví lanzar a Nolan Ryan. Tu tío-abuelo Steve me compró una "K" de gomaespuma que agitaba cada vez que Ryan ponchaba a alguien. Sentía que los Astros estaban los suficientemente lejos de Boston como para animarlos y no traicionar a mi verdadero equipo.

Pero los segundos equipos tienden a esfumarse cuando uno se hace mayor. Son como una supernova que ilumina tu pasión juvenil pero que acaba explotando y desapareciendo a medida que la vida se vuelve más complicada y debes prestar atención a otras cosas más importantes. Me temo que a día de hoy los Red Sox son tu segundo equipo, pero en diez años solo serán el equipo de tu viejo. Hay una gran diferencia.

Así que esta podría ser la última oportunidad para lograr que te encariñes de verdad con los Boston Red Sox.

Escucha chaval, es un equipo muy divertido de ver. Divertido de una manera en que los Red Sox no nos tienen acostumbrados, ni siquiera en estos últimos años de buenos resultados. El equipo del 2004 estará en mi corazón para siempre. Pero solo por lo que hizo en el diamante (algún día verás a Curt Schilling siendo entrevistado sobre algún aspecto de la sociedad y te darás cuenta de que estos tíos existen fuera de sus uniformes y de que en muchos casos echan a perder todos los logros conseguidos en el campo. Lo siento. Los deportes dan diversión y angustia moral al mismo tiempo. Es algo que debes asumir).  Los equipos del 2007 y el 2013 tienen grandes historias, especialmente el segundo. Ese que ayudó a curar a una ciudad herida y convirtió a Ortiz en algo más que un héroe, en una dios. Pero este equipo del 2017, el primero sin Ortiz desde que mamá y yo nos casamos... este equipo es pura diversión.

Conoces a la mayoría de los jugadores porque eres un fanático del béisbol. Y al igual que puedes ver la desesperación en los ojos de tu padre puedes ver que este equipo merece ser observado con especial atención. Vamos a echarle un vistazo.

Mookie Betts es (al igual que tú ahora mismo) un poco más pequeño de lo normal. Y como tú disfruta como un enano cuando juega. Creo que nadie disfruta más que él jugado al béisbol. No llega al metro ochenta y aún así golpea la bola mucho más fuerte que gente que es el doble de grande que él. ¿Quieres saber como jugar bien y divertirte al mismo tiempo? Observa a Mookie Betts.

Xander Bogaerts ha ido mejorando con el bate año a año. Los scouts pensaban que su defensa no iba a ser lo suficientemente buena en el shortstop y que habría que moverlo a tercera, pero ha acabo convirtiéndose en un defensor correcto. Es de Aruba, habla holandés y ¡su apellido tiene un diptongo! (no entiendes porque es divertido e interesante pero lo es).

Dustin Pedroia es, cuando no está lesionado, el corazón del equipo. O al menos la arteria femoral o algo así. Es maravilloso. Lamentablemente se lesiona mucho porque juega como un psicópata. Pero por eso es el corazón del equipo. Además es todavía más pequeño que Mookie. Es el tío al que señalaría el primero si tuviera que dar una buena razón para amar a este equipo. ¿Te acuerdas de que la primera camiseta que tuviste fue de Pedroia? Compré una para ti y otra para tu hermana. Un día los dos las llevabais puestas y Ivy me preguntó que por qué lloraba. Es difícil de explicar pero lo entenderás algún día. Ahora que Ortiz se ha ido este es el equipo de Pedroia, y no decepcionará.


Jackie Bradley puede lanzar la bola al home desde la valla del jardín central de Fenway. Jackie Bradley es un fenómeno de la naturaleza. Jackie Bradley es el mejor centerfield defensivo que han tenido nunca los Red Sox. Y además también sabe batear. Es mi jugador favorito, claro que cada semana tengo a uno diferente.

Andrew Benintendi era el mejor bateador del béisbol universitario. Gracias a un milagro los Red Sox lo draftearon y pareció listo para jugar en las Mayores desde el mismísimo día de su graduación. Blake Swithart estuvo todo el año pasado lesionado y no tiene una posición clara en el equipo, pero puede batear, correr y ser catcher. Si se convierte en el receptor titular el lineup será demasiado.

Estos chicos son jóvenes, buenos, divertidos y todos ellos fueron drafteados por los Red Sox. Ahora también hay unos cuantos jugadores importantes que no drafteó el equipo porque Dave Drombrowski hizo lo que Dave Drombrowski hace. Tradeó a unos trece novatos de las Menores para conseguir a Chris Sale, Craig Kimbrel y Drew Pomeranz. En el proceso ha logrado reunir a una rotación que en total resulta ser mejor que la de los Cubs del 2016.

Es duro deshacerse de novatos, y será todavía más duro verlos en unos años, pero hay que admitir que los trades han traído mucho talento. Además si no pasa nada grave en el Opening Day habrá jugadores criados en la organización en el puesto de catcher, primera (Hanley fue firmado por los Red Sox en 2000 y estuvo en el sistema de granjas de Boston hasta 2005), segunda, campocorto y las tres posiciones de los jardines. Es increíble.

Algún día entenderás lo que es el tope y la flexibilidad salarial, lo que es la agencia libre, el arbitraje y quien es Scott Boras. Entonces entenderás lo raro y maravilloso que es un equipo cuyo núcleo este formado por jugadores de la casa, drafteados y criados dentro de la organización y que llegan a las Mayores al mismo tiempo. Es como si el primer disco de una banda fueran nueve temas perfectos. Siempre es divertido que tu equipo sea bueno, pero cuando es bueno y joven... Eso es otra cosa. Son cinco o más años de felicidad por saber que tu equipo va a jugar hasta bien avanzado el verano.

Soy el padre de un fan de los Dodgers. Lo asumo. Me tragaré tantos partidos de domingo al mediodía en los Los Angeles como haga falta, y no me olvidaré de llevar la crema solar. ¡En esos juegos el calor es horrible! Cada noche, desde abril hasta octubre, me sentaré contigo en el salón y veré las mejores jugadas de Corey Seager y Clayton Kershaw hasta que se pase la hora de ir a la cama. Lo único que te pido a cambio es que sigas con atención a este equipo de los Red Sox porque es divertido, joven, talentoso y multicultural como ninguno otro lo ha sido. Solo quiero que lo disfrutes conmigo.

¿Hay trato?

Siempre te querré,

Tu padre.

PD: el bullpen da un poquito de canguelo. No he querido hablar mucho de ello. Pero bueno, los relevistas son algo muy difícil de predecir por una cosa llamada regresión hacia la media. Algún día te explicaré lo que es. Es muy friki.




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