Ya no queda nada. El Opening Day está a la vuelta de la esquina. Después de un invierno plagado de tormentas el tibio sol de primavera ilumina las viejas gradas de Fenway. Este año si que si. Este año toca.
Es cierto que hay dudas, pero también cosas muy ilusionantes. El fichaje de un ace de garantías como Price. Un bullpen remozado por Dombrowski. Jugadores jóvenes con un buen futuro por delante y la certeza de que los dos fichajes estrellas del año pasado solo pueden hacerlo mejor que en 2015.
Pero un mes de Spring Training y las cosas empiezan a torcerse. Lo primero han sido las lesiones. Dos de los brazos más importantes del equipo empezarán (salvo milagrosa recuperación) la temporada en DL. El primero en caer fue Eduardo Rodríguez. Una lesión de rodilla del abridor venezolano ha limitado sus apariciones en primavera. El que estaba llamado a ser el número dos o tres de la rotación estará fuera hasta finales de abril.
El otro damnificado ha sido Carson Smith. Su llegada a los Red Sox no generó mucho ruido, y sin embargo hay quien vio este movimiento como uno de los mejores de la off-season. En una liga (y una división) donde el bullpen es cada vez más importante se le necesita para cubrir la octava. No se sabe mucho de la lesión, más allá de que es en el antebrazo, ni de cuando estará disponible.
Ahora empezamos con el picante. Sandoval no está disipando las dudas generadas la pasada campaña, sino todo lo contrario. Su rendimiento en defensa no está siendo bueno y las prensa se la tiene jurada. Al mismo tiempo Shaw está deslumbrando con el bate y los medios braman para que se le de una oportunidad en la esquina caliente.
Los hay todavía más extremistas. Desde ciertos sectores se está diciendo que tampoco hay que jugársela con Ramirez en la 1B aunque las sensaciones están siendo buenas. El rookie Sam Travis debe ser el que ocupe esa posición. A pesar de no haber jugado nada en las Mayores su buena primavera y el pavor que desata el experimento de Ramirez en algunos basta para pedirlo como inicialista. Travis es un buen defensor con poco poder pero mucho contacto y buena disciplina (.310 de promedio y un K/BB de 0.64 en 848 turnos en las Menores).
Otro "run run" que lleva varios días sobrevolando el cuartel general de los Red Sox en Fort Myers es el del jardín izquierdo. Hace tres meses el puesto era coto privado de Rusney Castillo. Ahora es el quinto outfielder de la plantilla. El cubano pertenece a ese grupo de jugadores que teniéndolo todo le falta lo más importante: sangre en las venas.
El elegido para sustituirle ha sido Brock Holt, del que todo el mundo habla maravillas. "Su peso en el equipo crece cada mes", dice Farrell. "Puede jugar en cualquier posición y esto no es algo habitual. Además es uno de los dos o tres mejores corredores del equipo". Chris Young será su recambio contra pitchers zurdos.
La posibilidad de que Sandoval se pase el año en el banquillo ha preocupado a la gerencia. Aparcar un bate de unos 17 millones de dolares en el dugout no parece buena idea. ¿Pero es posible "colocar" al Panda en algún lugar? Pues según dicen los Padres podrían estar interesados, si Boston asume una parte importante del contrato claro.
Durante los últimos días ha habido conversaciones entre ambas franquicias. Parece que en Boston no están del todo seguros de la rotación, así que se está pidiendo un abridor. Los Padres estarían encantados de soltar a Shields, al que le quedan dos años de contrato a razón de 21 kilos por temporada. Dombrowski y compañía no parecen muy de acuerdo, es decir además de pagar parte del contrato de Sadoval me tengo que comer el de Shields. Como diría Luís Aragonés (y con perdón): además de puta no voy a poner la cama. Los Red Sox verían con muy buenos ojos un intercambio a pelo (y que cada palo aguante su vela) o la opción de pagar parte del salario de Sandoval si el que llega a Fenway es Tyson Ross.
A ver como acaba la cosa, pero empezar a improvisar a solo una semana del inicio de la temporada no parece lo mejor.
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