domingo, 10 de abril de 2016

ELEVADO A LOS JARDINES VI: De niños y hombres.

   A estas alturas nadie duda de mi absoluta devoción por los Medias Rojas. Todo el mundo sabe que soy un fiel y buen patriota de la Red Sox Nation, pero parece que hay vida más allá de Fenway. Para hablar de ello nace Elevado a los jardines.

Trevor Story tiene 23 años. Rich Hill acaba de cumplir 36. El joven campocorto de los Rockies está siendo la sensación de la primera semana. Seis cuadrangulares en cinco partidos. Algo espectacular para un novato del que no se había hablado mucho. A Hill las cosas no le están yendo tan bien. Abrió la temporada para los A's y no aguantó ni tres entradas en el montículo. En su segunda apertura, ayer mismo, destacó. Seis entradas, cinco hits y diez ponches.

Hill (izquierda) y Story (derecha).

Story está saboreando por primera vez lo que es el éxito. Su nombre está en boca de todos y los más atrevidos ya lo postulan como firme candidato a Novato del Año. Hill, por contra, se está enfrentando a las dudas y la incertidumbre una vez más. Quiere que el magnífico final de 2015 que firmó con los Red Sox se vuelva a repetir.

No se puede decir que la vida de Hill haya sido una película de Disney. Quizás cuando era niño fantaseo con el éxito. Con el remoto sueño de triunfar en las Mayores. Quizás lo vio al alcance de su mano cuando la Universidad de Michigan le dio una beca deportiva. Desde luego lo tocó en 2005, cuando dio el salto a las Mayores. Pero se le acabó escurriendo entre los dedos. Las lesiones, la mala suerte y la tragedia se cruzaron en su camino.

Los Cubs apostaron por él en el Draft del 2002, y no decepcionó. La curva y la chageup eran su carta de presentación. Ascendió rápidamente por los distintos niveles de las Menores a golpe de strikeout hasta que en 2005 le llegó su oportunidad en The Big Show.

La adaptación no fue fácil, y hasta el 2007 no se ganó un hueco definitivo en la rotación de los Cubs. Ese año tuvo momentos mágicos para Hill. Lanzó 195 entradas, tuvo partidos de once ponches y llegó a abrir un juego en octubre. Durante ciertos tramos de la temporada hubo quien insinuó que debía ser el ace del equipo. Hill tenía una prometedora carrera por delante.

Y de golpe todo se desvaneció. Problemas para localizar la zona de strike, vuelta a las Menores y final del sueño. En su lucha por volver a encontrar sus lanzamientos Hill recorrió todo Estados Unidos. Probó suerte en  Baltimore, St.Louis, Boston, Cleveland, Anaheim, Nueva York y Washington. Pero nada. Su curva no volvía. Tampoco había rastro de su changeup. Además la mala suerte nunca viene sola. Lesión de hombro en 2009, cirugía Tommy John en 2011 y lo peor aún estaba por llegar. En 2014 su hijo recién nacido fallecía.

En 2015 ninguna franquicia de la MLB veía a Hill como un abridor, ni siquiera para las Menores. Solo le ofrecían contratos para el bullpen. Él veía las cosas de otra manera y lucho por ello. Rechazó contratos de hasta 15.000 dólares al mes como relevista y se fue a los Long Island Ducks de las ligas independientes por unos 2.000 dólares mensuales.

En septiembre su valentía tuvo premio. Una plaga de lesiones entre los lanzadores de los Red Sox lo metió en la rotación y su rendimiento sorprendió a todos. Su última apertura en las Mayores había sido en 2009. Seis años después, y viniendo de las ligas independientes, firma una de las historias más bonitas de la temporada. Billy Beane ve en él a otro Kazmir en potencia y se convierte en su hada madrina. Le ofrece un contrato de seis millones de dolares por un año que Hill acepta sin pestañear. La cantidad a percibir en 2016 iguala todo lo cobrado en sus anteriores doce años como profesional.

Trevor Story tiene 23 años. Rich Hill acaba de cumplir 36. Son trece años y toda una vida de diferencia. Una vida en la que no todo son alabanzas y en la que muchas veces las cosas vienen muy mal dadas. Una vida que te escupe a la cara y te arrastra por el barro cuando crees haber llegado a lo más alto. Trevor Story es un niño viviendo un sueño. Rich Hill un hombre jugando al béisbol.

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