domingo, 10 de abril de 2016

Serie 2 @ Blue Jays.

Viernes 8 abril. Red Sox 8-7 Blue Jays.

Lo primero que te viene a la mente cuando Kelly abre un juego es saber con cuál de sus versiones te vas a encontrar. Lo habitual es que sea la mala. Y eso sucedió en su primera apertura del curso. Con 2-1 a favor en la cuarta entrada Kelly colapsó y después de cuatro singles, un bolazo a Pillar y un Grand Slam de Donalson el marcador mostraba un 2-7 favorable a los locales.

El pitcher había comentado durante los entrenamientos primaverales su intención de sacrificar velocidad por colocación. Lo cierto es que no vimos muchos cambios. Siguió lanzando bombazos de noventa y pico millas y tuvo problemas para meter la bola en la zona de strike. Sus lanzamientos fueron previsibles después de las dos primeras entradas, algo que aprovechó Toronto para coger una ventaja a priori insalvable.

Cuando todo parecía perdido la ofensiva de los Red Sox recogió el guante de los Blue Jays. Si los canadienses querían duelo de batazos lo iban a tener. Primero fue el pequeño Holt. El chico para todo. Un día juega en el jardín izquierdo, otro en el campocorto y otro te pega un cuadrangular. Ayer se disfrazó de Ted Williams y la mandó a las gradas del Rogers Centre cuando las bases estaban llenas (6-7).

El bullpen, que ayer empezó a trabajar en la cuarta entrada, aguantó el desastre que había dejado Kelly. Noa Ramirez, Barnnes, Tazawa, Koji y Kimbrel impidieron que los Blue Jays volvieran a llegar al home. La remontada la culminaron Ortiz y Ramirez con imparables que impulsaron carreras de Pedroia y Bogaerts.

Sábado 9 abril. Red Sox 8-4 Blue Jays.

En su primer turno al bate Donaldson conectaba un imparable. En su primer turno al bate Bautista pegaba un cuadrangular. No contento con esto Porcello decidía ceñirse a eso de locura es repetir lo mismo una y otra vez y esperar un resultado distinto. La segunda vez que se enfrentó al MVP de la Americana volvió a conceder un hit para a continuación darle a Bautista un pitch que se fue otra vez más allá de la cerca.

Cuando todo eran malos presagios y parecía que, una vez más, los bates de los Blue Jays iban a destrozar a los Red Sox apareció Pedroia. El capitan lideró la reacción en las dos dimensiones del juego: ataque y defensa. Pegó tres hits, remolcó dos carreras y fildeó como en los viejos tiempos.

Boston encontró filón en un Dickey muy nervioso que puso en muchas dificultades al catcher con sus traicioneros lanzamientos. Hit a hit y base a base. Con piernas, cabeza y paciencia se gestó la remontada. Un ataque cerebral, y un gran defensa, fueron los pilares que sustentaron la tercera victoria de la temporada.

Domingo 10 abril. Red Sox 0-3 Blue Jays.

Las carreras en la primera entrada está siendo una tónica habitual para los Red Sox en el inició de la temporada. En este caso fueron tres hits consecutivos conectados por los primeros bateadores de Toronto los que pusieron el 0-2 en el luminoso. Ayudaron también ciertos problemas de Swithart a la hora de leer las knuckleballers de Wright.

Dos carreras tempraneras vaticinaban un nuevo duelo de batazos, pero la cosa fue bien distinta. Estrada maniató a los bateadores de Boston alternando bolas rápidas y changeups con brillantez. Solo Ramirez logró llegar a posición de anotar. Por su parte Wright y sus rarísimos lanzamientos desconcertaron a la poderosa ofensiva canadiense. Fue alucinante ver como Donaldson y Bautista eran incapaces de golpear bolas que apenas sobrepasaban las setenta millas por hora.

En la octava les llegó el turno a los bullpens. Storen primero y Osuna después, en el papel de cerrador, cumplieron para los Blue Jays. No sucedió lo mismo en el relevo de los Red Sox. Noa Ramirez, la pieza más floja del bullpen de Boston, cedió una carrera más. Donaldson, liberado ya de las perversiones que le daba Wright, conectó con furia una bola rápida que le regaló Ramirez y se adjudicó un nuevo cuadrangular a su cuenta. Los canadienses salvaron la barrida con blanqueada incluida.

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