Lunes 11 abril. Orioles 9-7 Red Sox.
En el Opening Day de 2016 Fenway quiso rendir un bonito homenaje a Ortiz en el año de su retirada. La estrella de los Red Sox hizo el pitch inagural acompañado por otras tres leyendas del deporte de la ciudad. Orr, de los Bruins, Law, de los Patriots, y el gran Bill Rusell, de los Celtics, hicieron los honores junto al bateador dominicano.
Los Red Sox salieron en tromba. Antes de que la gente se hubiera sentado ya habían anotado tres carreras, una ventaja que se antojaba cómoda con Price en la lómita. Pero si por algo se caracterizan los Orioles es por ser un carro de leña. En la tercera entrada, capitaneados por Davis y Machado, los de Baltimore tomaban la delantera con un rally de cinco carreras.
Después de un intercambió de anotaciones el destino quiso que llegáramos empatados a seis a la novena entrada. Esto nos permitía ver un duelo entre Kimbrel y Britton, dos de los mejores cerradores de la MLB que no tuvieron su noche. El primero en actuar fue el diestro de los Medias Rojas, que después de dar dos boletos veía como Davis silenciaba al Fenway Park con un cuadrangular imponente. Mookie pagaba casi con la misma moneda,un homer que hacía soñar con una remontada que no se materializó.
Martes 12 abril. Orioles 9-5 Red Sox.
Nos volvimos a encontrar con un partido de toma y daca. Donde las carreras y las ventajas en el marcador se fueron alternando de un equipo a otro. Al igual que en el día anterior los Red Sox golpeaban primero con un doble homer de Ortiz.
Los Orioles no se dejaban impresionar y demostraban que no habían ganado todos sus partidos por casualidad. Dos veces estuvieron por detrás en el marcador y dos veces volvieron a igualar, para en la segunda ocasión poner tierra de por medio. Del 2-4 para Boston en la cuarta se paso al 9-4 favorable a los visitantes en la séptima.
El fantasma del mal pitcheo vuelve a sobrevolar Fenway. En los siete partidos disputados hasta el martes los de Farrell habían anotado cuarenta carreras (6ª mejor marca de la MLB), lo que supone una estupenda media de 5.7 por juego. El problema es que habían permitido cuarenta y una (6ª peor marca de la MLB).
Miércoles 13 abril. Orioles 2-4 Red Sox.
El partido tenía un único objetivo: evitar la barrida en la primera serie que se jugaba en casa. No era tarea sencilla ante un equipo enrachado y con Kelly, un sospechoso habitual, como abridor.
Los bateadores de los Red Sox empezaron muy enchufados. Conectando imparables y muy agresivos en las bases, aprovechándose de los problemas que Jimenez tiene para evitar robos. Kelly estuvo correcto. Después de que Davis le conectara un cuadrangular en la primera mantuvo a sus lanzamientos lejos de los bates de Baltimore. Es cierto que necesito muchos lanzamientos, pero minimizo daños.
Boston logró tomar la delantera en la cuarta entrada. Bradley conseguía un triple que no fue home run por centímetros e impulsaba la carrera de Bogaerts. El propio Bradley anotaba instantes después el 2-4 definitivo aprovechándose de una bola rodada de Betts. El bullpen de los Red Sox tuvo que trabajar durante cuatro entradas, pero lo hizo con solvencia. Especialmente Kimbrel, que solo necesitó catorce lanzamientos para ponchar a los tres bateadores que enfrentó.
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