Dos momentos emotivos para olvidarse (un poquito) de la temporada.

Viniendo de una semana nefasta y en medio de una que tiene toda la pinta de serlo aprovechamos dos momentos especialmente emotivos para recordar tiempos mejores. Por un lado la salida de Shane Victorino camino de Anaheim y por otro la ceremonia de retirada del dorsal del señor Pedro Martínez.

Este pasado lunes 27 se hacía oficial un acuerdo entre los Red Sox y los Angels. Victoriano se iría a California a cambio del infielder Josh Rutledge. Victoriano llegó a Boston en diciembre de 2013, procedente de los Dodgers, y ese mismo año fue pieza clave para la consecución de las Series Mundiales. Su momento más espectacular como jugador de la franquicia se dio precisamente durante esa post temporada. En el partido seis de las series Divisionales contra los Tigers, y con un 1-2 en contra, Shane consigue un gran slam que pasará a la historia por la vehemencia con que fue celabrado. El jugador recorrió las bases gritando y golpeándose el pecho ante el enloquecimiento generalizado del público. Ais, cada vez que lo veo se me ponen los pelos como scorpions...

Victorino se despide de Boston entre lágrimas.

En una emocionante rueda de prensa en la que no ha podido contener las lágrimas el jardinero se ha despedido de Boston. Ha agradecido la oportunidad y se ha congratulado de formar parte de la organización. Las gracias las tenemos que dar nosotros. Shane, siempre tendrás un lugar en nuestros corazoncitos.






Aquí dejamos el momento del gran slam de Victorino contra Detroit en las Divisionales del 2013.

El otro momento mágico de la semana tuvo lugar el martes y su protagonista fue el gran Pedro Martinez. Después de haber sido aceptado en el Salón de la Fama los Red Sox continuaban con el más que merecido reconocimiento al pitcher dominicano retirando su dorsal. Ningún otro jugador podrá lucir el 45 de los Red Sox, un número mágico con el que Pedro firmó sus actuaciones más memorables.

La verdad que toda comparación resulta odiosa, pero recordar a Martinez y a los pitchers con lo que compartió rotación y ver lo que hay ahora en el roster es como para echarse a llorar. Pero bueno, a partir de ahora siempre podremos mirar ese 45 y decir: en el 2004 se les remonto un 0-3 a los Yankees, se ganaron las Series Mundiales y se rompió la Maldición del Bambino. Gracias Pedro por quitarnos los complejos.