Como hemos dicho los lanzadores de Boston ponchan a 10.26 bateadores cada nueve entradas. Un dato increíblemente bueno teniendo en cuenta que la media de la liga según Fangraphs es de 7.7. Esta espectacular cifra de ponchados contribuye a que la SIERA de los Red Sox sea de 3.48. La SIERA es una estadística muy complicada de calcular a la que los sabermétricos se refieren en muchas ocasiones como ERA real. Digamos que separa la actuación del pitcher de la de la defensa pero valorando el resultado de las distintas bolas puestas en juegos. Atendiendo de nuevo a los parámetros de Fangraphs vemos que la SIERA de Boston, de 3.48, esta calificada como buena, siendo la sexta más baja de las Mayores. Como ejemplo decir que grandes abridores como Greinke o Cole tuvieron en 2015 un SIERA de 3.27 y 3.23 respectivamente.
Podríamos pensar que ya está solucionado el misterio. Los pitchers están rindiendo bien pero son los fallos defensivos los que provocan que la franquicia de Massachusetts encaje una media de 4.81 carreras por juego (solo seis equipos encajan más). Nada más lejos de la realidad. El fielding, índice defensivo más extendido, está siendo de .988. Solo Nationals, Mets y Royals lo tienen mejor. Las distintas estadísticas avanzadas de fildeo, que son tremendamente complejas y merecerían un capítulo aparte, también dejan en muy buen lugar a los defensores de Boston. Para simplificar diremos que el Defensive Runs Above Average (Def) del equipo es 5, quinto mejor de la MLB y situado entre los tramos que Fangraphs describe como por encima de la media y bueno.
Si a todo esto le añadimos que el promedio de los bateadores que se enfrentan a los Red Sox es un discreto .243 solo nos queda preguntarnos qué es lo que está pasando. Lo primero en lo que habría que hacer hincapié es en el elevado número de bases por bolas que se se están concediendo. Esto es lógico hasta cierto punto. El lanzar muchos strikeouts implica ciertos riesgos, entre los que están los boletos. Pero las 3.97 bases que Boston "regala" cada nueve entradas parecen excesivas, incluso con K/BB de 2.59.
Pero el verdadero problema está siendo la dificultad de los lanzadores para inducir ground balls. Esas bolas que ruedan mansamente por el diamante y que permiten lanzar a bases con cierta facilidad solo suponen el 38.3%. Evidentemente estar a la cola de la liga en esto implica estar muy arriba en line drives y fly balls. Las primeras son esos batazos a media altura y con bastante potencia que acaban alojándose entre el infield y los jardínes. En el mejor de los casos suponen un single.
Las fly balls son una ruleta rusa. Su ventaja es que si son atrapadas suponen un out sencillo, pero si no la cantidad de cosas malas que pueden pasar son enormes. Lo primero que viene a la mente son los cuadrangulares, pero no debemos olvidar las opciones de hits con bases extras o la mayor posibilidad de que los corredores se muevan entre bases. Las particularidades de Fenway, con el green monster como seña de identidad, hacen que cualquier golpeo elevado a los jardines sea una lotería todavía mayor.
El pitcheo de Boston está permitiendo que el 37.8% de las bolas que les ponen en juego sean fly balls (6ª mayor porcentaje de las Mayores). De esto se deriva la gran cantidad de homers que se están encajando. Hasta 19 bambinazos han recibido en contra los Red Sox (12ª en el ranking).
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El % de fly balls está siendo crítico para Boston. |
Otro dato que está perjudicando especialmente a los Red Sox es el tipo de contacto que hacen los bateadores. Decíamos arriba que los lanzadores que logran muchos strikeouts tienden a conseguir que los batazos que ceden sean suaves. Price, Porcello y compañía no están teniendo esa suerte. En un 34.1% de las ocasiones les conectan con fuerza (5º en el ranking) frente a un pobre 17.9% de golpeos suaves (24ª). Esto hasta cierto punto es una simple cuestión de suerte y/o especial acierto de los atacantes. Poco puede hacer el pitcher para cambiarlo. Lo lógico sería que poco a poco se tendiera a unos números más equilibrados.
El dato que termina de inflar las carreras que los Medias Rojas reciben esta relacionado con otro aspecto que parece bastante azaroso (aunque también habrá quien piense que guarda relación con la incapacidad que los pitchers tienen para manejar la presión). Cuando hay corredores rivales en bases es cuando peores números tienen los lanzadores. Más arriba comentábamos que a Boston le han pegado 19 cuadrangulares, 12 de ellos han sido cuando había al menos un hombre en bases. Los home runs le han supuesto a los Red Sox 26 de las 77 carreras que ha recibido. Algo más del 33% de las anotaciones rivales llegan con bolas que se van a las gradas. Es también en estas situaciones en las que el porcentaje de fly balls y golpeos fuertes aumenta sensiblemente.
La guinda del pastel es que de los 16 partidos disputados hasta la fecha 10 han sido contra Orioles y Blue Jays, dos de las mejores ofensivas de la liga.
Podemos afirmar que el número de carreras recibidas tenderá a disminuir. Lo más preocupante es el alto índice de fly balls. Esto si es grave y es algo que el staff de pitcheo debe intentar solucionar. No va a ser fácil, pero tampoco es imposible. Se deberá sacrificar cierta potencia y colocar mejor los lanzamientos. Además debemos pensar que las dos bajas más importantes que hasta ahora ha tenido el equipo son Rodriguez y Smith, dos pitchers que se caracterizan por dejar la bola en el suelo.
**Todos los datos han sido extraídos de Fangraphs.com a fecha del 22 de abril de 2016**
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