Steven Wright fue el amo de la noche. El nudillero volvió a demostrar que su buena temporada no está siendo casualidad y él solo contuvo a la ofensiva de los Orioles. En las entradas finales el abridor se vio respaldado por unos bates de poder que acabaron por decantar el partido a favor de los Red Sox.
Por tercera vez está temporada Wright lanzó un partido entero. Solo hay otros tres pitchers que pueden decir lo mismo este 2016: Cueto, Sale y Kershaw. ¿Quién hubiera imaginado a principio de temporada que Wright pudiera aparecer en una misma frase con alguno de estos tres lanzadores?
Evidentemente la knuckleball es su lanzamiento estrella. Un pitch que baila más que cualquier bola de nudillos que hubiéramos visto antes. Pero Wright es también capaz de lanzar una knucklecurve de 67 mph que deja en ridículo a los bateadores y una bola rápida de 83 mph que pilla siempre a contra pie y se hace imbateable cuando tu swing espera un lanzamiento nudillero.
Con el partido empatado a dos y Wright siendo un coloso en la lomita el poder de Boston decantó el juego. El primero en avisar fue Bradley, un home run que demostraba que hay vida más allá de su racha. Ortiz inclinaba todavía más la balanza con otro cuadrangular y Marco Hernandez se estrenaba en las Mayores con un triple homer que ponía la puntilla.
Martes 31. Red Sox 6-2 Orioles.
Si Wright fue el hombre del primer partido Betts lo fue del segundo. Ni uno, ni dos, sino tres home runs y cinco impulsadas para el jardinero de los Red Sox. Durante los entrenamientos primaverales había quien veía a Betts como un tapado para el MVP. El primer mes del outfielder no fue bueno, pero está encontrando su ritmo y si sigue así su nombre empezará a aparecer en las quinielas de los aspirantes a jugador más valioso.
![]() |
Betts es felicitado en el dugout. |
La solvente actuación de Rodriguez fue redondeada por el bullpen. Ross, Uehara y Kimbrel se combinaron para lograr seis strike outs y un solo imparable en tres entradas. Por su parte Bogaerts elevó a veintitrés su racha de partidos consecutivos con hit.
Miércoles 1 junio. Red Sox 9-13 Orioles.
Un partido que sirve para ilustrar a la perfección las luces y las sombras de los Red Sox en este 2016. Por un lado un ataque descomunal que es capaz de pegar cinco cuadrangulares y llegar a las nueve carreras con facilidad. Por otro una rotación cogida con pinzas que ofrece pocas garantías en su parte baja.
Joe Kelly siempre consigue que sus aperturas se muevan entre la indiferencia y la debacle. Siendo lo segundo lo más habitual. Contra los Orioles no defraudó y volvió a estar horrible. La gran solución de Farrell fue usar a Buchholz como relevista largo. Terrorífico. Entre los dos lanzaron un total de 5.2 entradas con el siguiente resultado: 10 hits, 7 bases por bolas, 2 strike outs y 11 carreras.
Los bates estuvieron inspirados, especialmente Mookie. Después de su gran noche en el partido anterior volvió a salirse con otros dos cuadrangulares. Le secundaron Young y Ortiz con dos y un homer respectivamente. Lamentablemente esa serie de catastróficas desdichas en que Kelly y Buchholz convierten sus visitas a la lomita y un mal partido de Pedroia y Young en defensa entregaron la victoria a Baltimore.
Jueves 2. Red Sox 7-12 Orioles.
El partido comenzó calmado. Como si los excesos de la noche anterior se hubieran convertido en una monumental resaca. Jiménez y Porcello tuvieron unas primeras entradas tranquilas, hasta que los bateadores decidieron volver a descorchar las botellas.
En la cuarta entrada Trumbo conectaba un doble homer para los Orioles. En la quinta Jones repetía la jugada y los locales se colocaban 0-4. La reacción de Boston no tardaba en llegar. Jiménez, que había estado imbateable en los cinco primeros episodios, se deshizo como un azucarillo en el sexto. Cinco carreras, con triple homer de Ortiz incluido, daban la vuelta al partido.
Pero la ventaja de los Red Sox sería un simple espejismo. Una anomalía que los Orioles corrigieron a golpe de cuadrangular. Trumbo volvía a mandarla a los bleachers para empatar, Machado daba el liderato con un triple homer, Alvarez ponía la puntilla, Peña se unía a la fiesta y Jones repetía para ahondar en la herida, pegar el séptimo vuelacercas de los Orioles y completar la humillación.
Una serie que empezó espectacular acaba con una malísimo sabor de boca. El equipo ha ido de más a menos y en su debe siguen estando los duelos divisionales. Es cierto que el récord de los Red Sox es de 32-22, pero dentro de la AL Este es un ramplón 13-13. A ver qué pasa en Fenway contra los Blue Jays.
No hay comentarios:
Publicar un comentario