domingo, 5 de junio de 2016

Serie 18 vs Blue Jays.

Viernes 3 junio. Blue Jays 5-2 Red Sox.

No me gusta como caza la perrita. Los Red Sox se han venido sosteniendo por un ataque monumental. Los bateadores han firmado un mes de mayo histórico que todos sabíamos que era insostenible a largo plazo. El bajón tenía que llegar en algún momento. Lo positivo era que una ofensiva tan enchufada estaba dando tiempo a que el pitcheo se ajustara.

El drama es que después de dos meses los lanzadores están peor que al principio. Kelly es una moneda al aire, Buchholz está en el bullpen, Rodriguez acaba de volver de su lesión y Price es una sombra de lo que se esperaba. Los relevistas son una ruleta rusa, lo mismo te lanzan tres entradas perfectas que te conceden dos cuadrangulares. Solo un Porcello aseado y un Wright extraordinario están aguantando el tirón.

Contra su ex equipo Price estuvo mal. Si nos ceñimos a los baremos habitulaes vemos que su apertura fue de las consideradas de calidad. Más de seis entradas y "solo" tres carreras concedidas. Lo cierto es que trasmitió mucha inseguridad. Tuvo problemas evidentes para colocar la bola dentro de la zona de strike y en el primer episodio Encarnación le conectó un home run.

Los Blue Jays se hicieron fuertes a través del pitcheo, algo que está siendo habitual esta temporada y que parecía impensable a principio de año. Los canadienses tienen un 3.53 de ERA, el quinto mejor de las Mayores. En esta ocasión fue Dickey, ayudado por un buen fildeo, el que resistió sobre la lomita. Es cierto que dio muchos boletos, pero no permitió un hit hasta la sexta entrada.

Con el ataque de los Red Sox maniatado Toronto se dedicó a esperar su oportunidad para dar el zarpazo definitivo. Price empezó mal, pero tiró de clase y consiguió, no sin ciertos problemas, controlar el partido. Cuando Fenway ya soñaba con la remontada los Blue Jays certificaron su victoria. Koji cedía un doble homer a Devon Travis y los de Gibbons se llevaban el primer partido de la serie.

Sábado 4 junio. Blue Jays 4-6 Red Sox.

Sin brillantez y sin florituras, pero se ganó. Los Red Sox no deslumbraron pero sacaron el partido adelante. Esto era lo importante después de una racha de derrotas que de perder se hubiera elevado a cuatro. Claro que todo es más fácil cuando Donaldson descansa.

El explosivo ataque de Boston dejó los cuadrangulares para otro día y recurrió al contacto para anotar. Hit a hit y entrada a entrada fue consiguiendo las carreras que le acabaron dando la victoria. También ayudó Stroman, muy errático en los casi seis episodios que lanzó. El pitcher de Toronto permitió hasta cinco bases por bolas y nueve imparables.

Si los Blue Jays consiguieron acechar a sus rivales no fue por una buena noche de sus bates sino por una muy irregular actuación de Hanigan en la receptoría. Dos de las carreras de los canadienses vinieron propiciadas por un error del catcher. Es cierto que atrapar los lanzamientos de Wright es especialmente complicado, pero tan desacertado estuvo Hanigan que Farrell tuvo que dar entrada a Vázquez en su lugar. La mala noticia de la noche fue la lesión de Swithart. Parece que estará una dos semanas de baja.

Domingo 5 junio. Blues Jays 4-5 Red Sox.

La apertura de Rodriguez en un partido de día (y ante los Blue Jays) generaba de todo menos buenas sensaciones. El venezolano demostró el año pasado no estar "preparado" para lanzar en juegos que fueran a medio día o primera hora de la tarde. En ochos aperturas en esta franja horaria promedió un ERA de 7.88 (frente al 1.87 en 13 partidos jugados por la noche).

Los miedos resultaron no ser infundados. Rodriguez estuvo horrible. Se dedicó a lanzar una fast ball tras otra. No mezcló los pitchs y los bateadores le descifraron a la perfección. Cuando salió del partido en la sexta entrada había concedido cuatro cuadrangulares y no había ponchado a un solo rival. Los Red Sox perdían 0-5.

Como las desgracias nunca vienen solas al desastre de Rodriguez se le unió una ofensiva con la pólvora mojada. Es cierto que los bates encontraron contacto, pero solo lograron conectar fly balls que morían en las manos de los jardineros. Tan exagerado fue esto que Estrada coqueteó con el no hitter. Al final la lógica se acabó imponiendo y después de tanta bola elevada a los jardines una se convirtió en home run. El cuadrangular hizo temblar a los Blue Jays y dio alas a Boston. Tres carreras en la novena hicieron soñar con una remontada que nunca llegó.

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