Tres nombres bastan para explicar esta victoria: Benintendi, Pedroia y Porcello. La joven promesa y el veterano se combinaron para protagonizar de una u otra manera cada una de las carreras de los Red Sox. Mientras que en el montículo Porcello volvió a estar soberbio. Sus aperturas se cuentan prácticamente por victorias.
El comienzo de partido no fue fácil para Boston. Porcello cedió cinco de los siete hits que concedió en los tres primeros episodios. Los Yankees aprovecharon este dubitativo inició y cogieron una ventaja de dos carreras. En vez de venirse abajo Porcello tiró de clase y se fue hasta el final de la octava entrada sin conceder una carrera más. Incluso protagonizó el momento del partido al mantener una disputa verbal con Headley que acabó con los dos banquillos en el infield.
A medida que el pitcheo se asentó el ataque empezó a encontrar su ritmo. En la parte baja de la tercera los Red Sox conseguían empatar el choque con un doble de Pedroia que remolcaba las carreras de Benintendi y Betts. Dos entradas después Boston tomaba la delantera con casi idénticos protagonistas. Primero Benintendi, que se fue con tres hits en tres at bats, pegaba un doble que permitía a León llegar al home. Pedroia volvía a impulsar otra carrera del novato en su turno y Ortiz se encargaba de redondear el rally con un sencillo que ponía las cosas en un 2-5 favorable a los Red Sox.
Cuando todo parecía resuelto Kimbrel se encargó de darle un poco de suspense al asunto. El closer está estando muy irregular y en esta ocasión no fue capaz de acreditarse el save. Dio cuatro bases por bolas y su compañero Barnes tuvo que relevarle para dejar la victoria en casa.
El comienzo de partido no fue fácil para Boston. Porcello cedió cinco de los siete hits que concedió en los tres primeros episodios. Los Yankees aprovecharon este dubitativo inició y cogieron una ventaja de dos carreras. En vez de venirse abajo Porcello tiró de clase y se fue hasta el final de la octava entrada sin conceder una carrera más. Incluso protagonizó el momento del partido al mantener una disputa verbal con Headley que acabó con los dos banquillos en el infield.
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Headley le pide explicaciones a Porcello. |
Cuando todo parecía resuelto Kimbrel se encargó de darle un poco de suspense al asunto. El closer está estando muy irregular y en esta ocasión no fue capaz de acreditarse el save. Dio cuatro bases por bolas y su compañero Barnes tuvo que relevarle para dejar la victoria en casa.
Miércoles 10 agosto. Yankees 9-4 Red Sox.
Los Red Sox desaprovecharon un partido en el que lo tuvieron todo de cara y dejaron que unos Yankees venidos a menos se les subieran a las barbas. Cuando Eovaldi se retiró lesionado en la segunda entrada todo hacía indicar que Boston se iba a dar un paseo triunfal. El bullpen de Nueva York, que recientemente ha perdido a Miller y Chapman, iba tener que aguantar ocho interminables entradas contra el ataque más letal de las Mayores. Pero el béisbol está lleno de sorpresas.
Podemos dividir el encuentro en dos partes muy diferenciadas. La primera duró aproximadamente hasta la séptima entrada. Los Red Sox fueron los dueños del partido y sin excesiva brillantez consiguieron dominar a sus eternos rivales. León, Pedroia y Betts fueron los más inspirados con el bate y permitieron que los suyos anotaran cuatro carreras. Pomeranz estuvo en su línea, quizás algo mejor que en sus anteriores aperturas. Solo permitió una anotación que llegó con un homer de Gregorious y sin ser una cosa espectacular cumplió.
En el séptimo episodio presenciamos el hundimiento del Titanic. Los relevistas hicieron aguas por todas partes y los del Bronx dieron la vuelta al marcador en un abrir y cerrar de ojos. Barnes, Abad y Tazawa solo fueron capaces de retirar a tres bateadores y se combinaron para permitir siete carreras. Especialmente grave es el caso del japonés. Tras un gran mes de abril ha ido reduciendo sus prestaciones hasta ser una auténtica moneda al aire.
La cosa podía haber acabado todavía peor. Ortiz, que recibió hasta tres bases por bolas intencionadas, se retiró lesionado en la novena entrada. Una bola impactó en su pierna y se fue cojeando con una ovación de fondo. Afortunadamente la cosa quedo en nada.
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Ortiz deja Fenway ayudado por Farrell y otro miembro del staff. |
Jueves 11 agosto. Yankees 4-2 Red Sox.
Creo que no exageró si digo que estamos ante uno de los peores Yankees de la historia. Tan malo es su momento que la poderosa franquicia del Bronx ha aprovechado el límite del mercado de traspasos para soltar a jugadores importantes y reforzar su granja, algo que los Bombarderos han hecho muy poco a lo largo de su historia. Perder un partido contra este equipo es un accidente que puede pasarle a cualquiera. Perder dos veces seguidas en Fenway ante estos Yankees cuando aspiras a jugar post temporada es mucho más grave.
Los Red Sox volvieron a desperdiciar un partido en el tenían todo de cara. Con el bullpen de los Yankees reventado por el esfuerzo del día anterior y con Pineda como abridor Boston tenía que haber arrasado. Sucedió todo lo contrario. Los únicos bates que estuvieron inspirados fueron los de Hanley, que impulsó las dos carreras de los suyos, y León, que sigue sorprendiendo a propios y extraños y se fue con tres hits.
A pesar del mal rendimiento ofensivo Rodriguez estuvo muy bien y mantuvo a los suyos en el partido. Después de un mal inicio de temporada está encontrando su ritmo y su hueco en una rotación que cada vez parece más consolidad. En las últimas dos semanas el pitcheo abridor de los Red Sox tiene un muy buen 3.17 de ERA. El venezolano lanzó siete entradas completas y solo le conectaron tres hits, lastima que uno de ellos acabara en lo alto del monstruo verde.
El problema volvió a ser el bullpen. Rodriguez se fue del montículo con los Red Sox ganando 1-2. Su sustituto fue Ziegler, que en un octavo inning horrible en el Benintendi tampoco ayudó mucho echo por tierra la labor del abridor. Los Yankees consiguieron anotar hasta tres carreras y llevarse la serie al Bronx como regalo de despedida para A-Rod.
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