domingo, 15 de noviembre de 2015

Lo que los Red Sox deben hacer en la off-season. II de III.

En la primera entrega de este tríptico sobre lo que será el roster de los Red Sox en el 2016 nos ocupábamos del outfield. En este segundo capitulo abandonamos los jardines y nos metemos de lleno en el diamante, donde parece que no habrá ninguna incorporación importante. 

A día de hoy el infield titular de Boston el año que viene estará compuesto por Ramirez en 1B, Pedroia en 2B, Bogaerts como SS y Sandoval en la esquina caliente. Bogaerts y Pedroia son un seguro. El primero está entre los mejores campocortos de la MLB mientras que el segundo, a pesar de haber dado ya lo mejor que tenía, sigue siendo un gran jugador. Las dudas vienen con Sandoval y Ramirez.

Xander Bogaerts es junto a Betts el jugador que debe marcar la próxima década de la franquicia. El arubeño tiene solo 24 años y en su tercera temporada en Las Mayores ha confirmado que las buenas sensaciones dejadas en 2013 y 2014 no eran casualidad. Su progresión defensiva ha seguido desarrollándose hasta el punto de ser nominado al Gold Glove de la AL. Mientras que en ataque ha vuelto a sorprender a todos por su capacidad para perfeccionar sus turnos. Tan bueno ha sido su rendimiento ofensivo que ha ganado el Bate de Plata. Lo primero que llama la atención es la mejora de su linea de bateo. Del .240/.297/.362 del año pasado a un .320/.355/.421 en la última campaña. Lo mismo podemos decir de sus impulsadas, han pasado de 46 a 81. El único punto negro podría ser que sus cuadrangulares han descendido de 12 a 7. Parece grave, pero el aumento del SLG que Bogaerts ha logrado le quita hierro al asunto. 


Datos estrados de MLB.com.

De la última temporada de Pedroia poco se puede decir. Sus números han sido ligeramente inferiores a lo que nos tenía acostumbrados pero ha sido por la lesiones. El 2B solo ha disputado 93 partidos y desde finales de junio no ha tenido continuidad. Es cierto que el cuatro veces ganador del Gold Glove y MVP de 2008 esta en la parte final de su carrera, pero el que tuvo retuvo. Es un jugador inteligente que será capaz de suplir las limitaciones físicas propias de la edad con la experiencia. Debe seguir siendo el líder del clubhouse en un equipo con muchos jóvenes.

Por fin llegamos al tomate. A menos de que alguien se vuelva loco y ofrezca algo a cambio de Hanley el dominicano seguirá en los Red Sox, y lo hará como 1B. Ramirez llegó a Boston el invierno pasado. Era el fichaje estrella y acabo estrellado. Mucha culpa del fracaso lo tuvo el hecho de mandarlo a jugar al jardín izquierdo. El ex de Dodgers y Marlins nunca había jugado en el outfield. Empezó su carrera como SS para pasar luego a la 3B. 

Las críticas hacia Ramirez por su pobre juego defensivo como LF empezaron pronto, pero se volvieron todavía más duras cuando a sus malas actuaciones con el guante se les unieron turnos de bateo improductivos. Se sabía del riesgo que suponía ponerlo en el exterior izquierdo, pero teóricamente  iba a compensar por su poderío ofensivo. Desafortunadamente en la que teóricamente es su mayor virtud Hanley tampoco estuvo acertado. En 2015 ha firmado su segundo peor promedio (.243) y su peor porcentaje de envasado (.291) en diez años en las Grandes Ligas.

Después de su mal rendimiento como guardabosques y ante la imposibilidad de traspasarlo a ningún equipo por lo abultado de su contrato se ha decidido probarlo como inicialista. La directiva justifica esta decisión alegando que su adaptación a esta posición será relativamente sencilla. No deja de estar dentro del diamante, dicen, el lugar del campo con el que esta más familiarizado.

El entrenamiento de Ramirez en la primera base empezó a finales de la temporada pasada y va a seguir durante toda esta off-season.  Es una apuesta arriesgada y con todas las papeletas para salir mal. Pensemos que el 1B es probablemente el jugador de campo que más contacto tiene con la bola. No es descabellado pensar que las debilidades que Ramirez mostraba en el remoto jardín izquierdo saltaran mucho más a la vista en la primera base. Lo que realmente pesa para poner a Hanley como 1B es su contrato. Imaginen las críticas de la voraz prensa de Boston si el jugador mejor pagado de la plantilla se pasa el año sentado en el banquillo.

Ramirez, Swihart y Ortiz atienden a la explicaciones de Butterfield sobre el juego en la primera base.

Si la cosa funciona y Hanley se defiende con el guante y vuelve a sus números con el bate, perfecto. Aquí paz y después gloria. Si el asunto se tuerce Farrell podrá apostar por Shaw. La actuación del novato desde la salida de Napoli a primeros de agosto sorprendió a todos. Seguro en defensa y con un poder que nadie esperaba. Son muchos los que lo piden como titular, pero a día de hoy tiene más opciones de salir del equipo en un traspaso que de arrebatarle el puesto a Hanley. Otra opción que se contempla si Shaw es tradeado y el experimento de Ramirez no funciona es la de Swihart. El joven catcher ha demostrado su valía con el bate, pero la vuelta de Vázquez de una Tommy John lo relegaría de las funciones de receptor. No sería el primer catcher que es desplazado hasta la primera.

A nivel personal no creo que Ramirez vaya a funcionar en su nueva posición. El problema principal es su cabeza. Desde joven ha demostrado que la constancia y el esfuerzo no van con él. Eso si, el talento lo lleva en los genes. La pasada off-season, después de haberse comprometido a mejorar su juego en el jardín izquierdo se saltó varios entrenamientos específicos. El único "consuelo" que nos queda es verle como sustituto de Ortiz una vez que este se retire.

Aprovechamos esto para hablar del puesto de DH, donde un año más Big Papi impondrá su ley. El pegador dominicano ha cumplido ya los cuarenta años y a su actual contrato le quedan dos años de validez que serán ejecutados a voluntad de la franquicia. Da la impresión que la gerencia ve la opción de Ramirez en primera base como algo a corto plazo. Como un mal menor que se arreglara una vez que Ortiz anuncie su retiro y Ramirez le sustituya como bateador designado.

En la tercera base nos encontramos con Pablo Sandoval, el otro "bust" de la pasada agencia libre. Al igual que Hanley su rendimiento estuvo muy lejos de lo esperado. Su mala temporada y su elevado contrato lo hacen un jugador imposible de intercambiar. Lo mejor que pueden hacer Farrell, Dombrowski y John Henry es montar una procesión que vaya de Fenway a la Holy Cross Cathedral y una vez allí cerrar los ojos fuerte, ponerle una vela a San Judas Tadeo y rezar algo. Lo mismo cuando los abran descubren que el venezolano vuelve a ser el jugador que brilló durante siete años en los Giants.

Holt y Shaw serán piezas fundamentales en
el dugout de los Red Sox.
Los jugadores de banquillo que más deberían contar son Holt, Shaw y Rutledge. El primero, como ya hemos comentado, puede jugar en cualquier posición del infield o del outfield. Esta versatilidad unida a un correcto manejo de las cinco herramientas lo convierten en un suplente de lujo del que los Red Sox no se deben desprender. Shaw también resulta un jugador interesante. Su posición natural es la primera base, pero durante la off-season hay intención de familiarizarlo también con la tercera para hacer de él un recambio más completo. Por último nos encontramos con Rutledge. Un 2B o 3B con un contrato pequeño que ha cumplido desde su llegada a cambio de Victorino.

El resto de los interiores son jugadores de la granja con poca o nula experiencia en Las Mayores y que podrían ser utilizados como piezas de cambio sin que la prensa pusiera el grito en el cielo. Tenemos a Marrero, un buen campocorto defensivo. A Cecchini, un 3B con algo de hype y muy pocas cosas demostradas. Y al 2B Sean Coyle, una tercera ronda del draft del 2011 que aun no ha debutado en la MLB.

En la posición de catcher nos encontramos con un bendito problema: tres buenos jugadores. Un veterano experimentado como Hanigan y dos jóvenes muy distintos y con un futuro prometedor: Vázquez, cuya virtud es la defensa y Swihart, un buen pegador. El sentido común nos empuja a pensar que uno de los tres saldrá del equipo, pero probablemente suceda a lo largo del verano y no ahora.

Christian Vázquez estaba llamado a ser el receptor de los Red Sox en el 2015. Desgraciadamente se vio obligado a practicarse una cirugía Tommy John y después de siete meses parado está empezando a sentirse jugador en la Liga Roberto Clemente de Puerto Rico. Si su recuperación es buena la titularidad es suya. Pero para evitar riesgos innecesarios parece lógico aguantar a Hanigan y Swihart en el equipo hasta que que se compruebe el nivel al que ha vuelto el puertorriqueño. Si Vázquez cumple con las expectativas Hanigan o Swihart (quizás este resulte más atractivo por su juventud) podrían ser tradeados en julio con la intención de dar profundidad al roster.

A día de hoy parece difícil que haya alguna cara nueva en el infield. Para bien o para mal todas las posiciones están cubiertas y el equipo cuenta con necesidades más urgentes en otras posiciones. Quizás un jugador versátil y con buena defensa como Sean Rodriguez o un veterano de mil batallas como Zobrist podrían aportar profundidad y experiencia al grupo si sus contratos no se disparan mucho.

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