domingo, 13 de marzo de 2016

Mookie Betts a un paso de ser una super estrella.


Betts apenas ha necesitado año y medio en las Mayores para convertirse en candidato al MVP. Debutó a mediados del 2014, cuando la temporada estaba ya perdida y el pasado curso firmó una actuación espectacular en la que fue de menos a más.

Quizás la faceta de su juego que más llama la atención de primeras es la defensa. Su gran velocidad le ha permitido realizar catchs asombrosos que han copado los highlights. No obstante ha demostrado ser un jugador tremendamente completo, muy inteligente y que solo tiene 23 años.

El WAR de Betts en 2015 fue de 4.8, el vigésimo tercero mejor entre los jugadores de campo. Además fue el segundo bateador más joven en el Top 25 de WAR, solo superado por un tal Bryce Harper. Su buen rendimiento y su juventud parecen indicar que tenemos en Betts a una estrella que ha de dar guerra durante muchos años.

Vuelo sin motor para robarle un homer a Davis.
Lo dicho, el outfielder de los Red Sox no es solo defensa, su línea de bateo lo prueba: .291/.341/.479. Es cierto que su comienzo de temporada no fue bueno. Durante abril y mayo bateó para .246 y mostró carencias en su disciplina. Se entrenó su paciencia en el cajón y su rendimiento fue mejorando hasta el punto de que muchos reclamaran su presencia en el All Star.

Finalmente no fue al Juego de las Estrellas, pero sus números en la segunda mitad de la temporada fueron merecedores de ello. En los últimos 82 partidos de regular season se fue a .322/.367/.541 con 12 homers, 50 impulsadas, 30 dobles, 6 triples y 11 bases robadas. Casi nada.

Parte importante de este resurgir se debe a la solución de sus problemas de disciplina con el bate. Betts ha reducido su Swing% a un 40.9% (13º de la MLB), ha aumentado su contacto dentro de la zona hasta un 93.1% (17º de la MLB) y su porcentaje de abanicar y fallar (SwStr%) es del 5.5% (12º en la MLB).

Esto le ha ayudado a estar entre los treinta jugadores de las Mayores que menos ponches reciben. Su única mancha ha sido su porcentaje de base por bolas, que ha sido de un discreto 7%. A esto último contribuye en parte su carencia de poder, y es que Betts "solo" consiguió 18 homers. Los lanzadores no lo ven aún como una gran amenza.

Su poder es probablemente la única de sus herramientas que nos deja un poco fríos, pero 18 cuadrangulares no es un mal registro para alguien de 1.75 m y 80 kg. Incluso parece que hay motivos para el optimismo.

Betts conectando un cuadrangular.
Matthew Koty comparaba en BP Boston al propio Betts con Andrew McCutchen. El outfielder de los Pirates mide 1.78 m y pesa algo menos de 90 kg. Ambos tienen tamaños y pesos similares, ocupan la misma posición, sus números y proyecciones guardan cierta relación y su forma de moverse en el campo resulta parecida. La analogía parece inevitable. Koty nos dice que McCutchen no llegó a los 20 home runs en ninguno de sus dos primeros años, sin embargo en los cinco siguientes se ha movido con soltura entre los 21 y los 31. Betts puede ganar poder.

La nueva temporada llega con un nuevo reto para Betts, un nuevo cambio de posición. Durante toda su formación jugó como 2B, pero al llegar a los Red Sox esta posición estaba ocupada por Pedroia. Su gran capacidad atlética hizo que se le moviera al jardín central, donde ha rendido con brillantez. No obstante, la irrupción de Bradley Jr. ha hecho que se vea de nuevo reubicado, esta vez en el exterior derecho. La única duda aquí puede ser su brazo. Hay una gran distancia entre el jardín diestro y las bases, y todavía más hasta el home.

Después de año y medio de sorpresas a Betts le toca demostrar que no ha sido un amor de verano.  Demostrar que ha llegado para quedarse y que los Red Sox tienen en él a un jugador sobre el que construir durante los próximos diez años.

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