jueves, 3 de marzo de 2016

Eduardo Rodríguez ante su segunda temporada.

Desde su llegada a Baltimore en 2010 Eduardo Rodríguez despertó algunas dudas. Es verdad que el chico tenía buena pinta. Que iba dejando buen sabor de boca en cada una de las categorías de las Menores por las que fue pasando. Pero en los Orioles no acababan de verlo como a una futura estrella.

Siendo niño se rompió el brazo "bueno", el derecho. Esto le obligó a pitchear con el izquierdo. Quizás sea esta particularidad la que provocara muchas irregularidades en sus lanzamientos durante sus  primeros años en la franquicia de Maryland. Las velocidades de sus pitchs oscilaban más de lo normal, influyendo esto en su capacidad para lograr strikes.

En 2014, con los Orioles peleando por el liderato de la división la gerencia decidió traspasarlo por una pieza que reforzara su bullpen. Andrew Miller, que terminaba contrato ese año se fue a Baltimore a cambio del joven lanzador venezolano.

Por aquel entonces Rodríguez tenía 20 años y era considerado el tercer mejor prospect de los Orioles. No obstante, parece que el front office no tenía muchas esperanzas puestas en él. Solo de esta manera se explica su intercambio por un Miller que terminaba contrato en otoño y que a pesar de su buen rendimiento no se acercaba al cerrador superdominante que ha sido este último año en los Yankees.

El 28 de mayo del 2015, con menos de cien entradas lanzadas en los equipos menores de los Red Sox, Rodríguez debutó en Arlington. El cortocircuito sufrido por la rotación obligó a lanzar al venezolano a los leones antes de tiempo. Y su respuesta fue brillante.

Entraremos en análisis más técnicos a continuación, pero primero hay que decir que lo que más sorprendió del ya rebautizado como E-Rod fue su entereza. En medio del fracaso que estaba siendo Boston, con toda la prensa de Nueva Inglaterra repartiendo cera, el chaval salió y con absoluta frialdad se echó el equipo a las espaldas. Tuvo errores, cierto, pero se arrimó a un toro jodido y no salió malparado.

Lanzó un total de 121.1 entradas (21 aperturas) logrando un ERA de 3.85. Su FIP fue de 3.92 y su ERA- de 91, es decir un rendimiento mejor al de la media de las Mayores. Si bien es cierto que ha tenido ciertos problemas para lograr ponches, su ratio ha sido de 7.25 strikes cada nueve entradas. Este dato en si no tiene que ser malo, pero si lo unimos a un ramplón 0.96 en HR/9 y a un mal 2.74 en BB/9 nos encontramos con que Rodríguez ha dado a su defensa más trabajo de lo esperado. De hecho su SIERA, la estadística más compleja (y para muchos también la más precisa) que hay para medir el rendimiento puro de un pitcher ha sido de 4.16. Bastante peor que la de Buchholz (3.35) y Porcello (3.73) y similar a la de Miley (4.24) y Kelly (4.23).

A pesar de todo las sensaciones fueron muy buenas, y sus número se vieron ampliamente perjudicados por los partidos en los que lanzó de día. Siempre se dice que los pitchers son animales de costumbres, y no es raro que en sus primeros años tengan problemas en los partidos que se juegan a mediodía o a primera hora de la tarde. En sus ocho aperturas que no fueron de noche acumuló un ERA de 7.88 frente a un espectacular 1.87 registrado en los partidos que se celebraron a la hora habitual. Este bajo rendimiento se debió en gran medida a dos aspectos: la facilidad con que se le embasaron los rivales (WHIP de 1.63) y un catastrófico HR/9 de 1.57.

Su pitch más utilizado en 2015 fue la fastball, que supuso un 68.7% de sus lanzamientos y que tuvo un discreto pitch value de 3.7. Esto significa que con su bola rápida Rodríguez previene 3.7 carreras por encima de la media. Su slider fue bastante mala y a pesar de recurrir a ella tan solo el 11.6% de las veces se mostró tremendamente improductiva al caer hasta el -7.9 de pitch value.

Su lanzamiento estrella fue sin duda la change up. Rodríguez la usó en casi un 20% de sus actuaciones desde el montículo y sus resultados fueron francamente buenos (pitch value de 4.6). Además este lanzamiento generó strikes en un 25.8% de las veces en que fue usado, solo fue bateado (sin fijarnos en si fue hit o no) en un 18.66%  de las ocasiones  y provocó un 16.02% de whiffs (cuando el bateador hace swing y falla).

Para tener un 2016 todavía mejor que su 2015 E-Rod debe pulir su fastball, lanzar más change up y mejorar su slider. Tampoco le vendría mal desarrollar algún otro lanzamiento y aprovechar a David Price como mentor.

Rodríguez, Swithart y Carl Willis.
Distintas informaciones apuntan en esta dirección, y parece que durante la off season Rodríguez ha estado trabajando. Sus principales objetivos han sido implementar el rendimiento de su slidder y empezar a desarrollar la cutter (donde Buchholz puede ser una gran ayuda). Así mismo Carl Willis, pitching coach de Boston, ha hecho mucho hincapié en que mantenga sus lanzamientos en la parte baja de la zona de la strike. De esta forma se consiguen más ground balls (a priori más fáciles de defender) y se minimizan las opciones de conceder home runs.

Otro aspecto importante que Rodriguez debe mejorar es su K/BB. Esta estadística nos dice cuantos ponches logra el lanzador por cada base por bolas que concede. Lo normal es que los pitchers agresivos, aquellos que siempre intentan forzar fallos en los swings de los bateadores acaben concediendo más. Es pura lógica, cuanta más fuerza y colocación se busca en el lanzamiento más opciones de perder su control o de mandarlo fuera de la zona de strike. El venezolano promedió en 2015 un K/BB de 2.65. Este dato no sería malo si Rodríguez andará en torno a los 10 strikes cada nueve entradas, pero recordemos que su ratio era de 7.25. Parece evidente que no es un pitcher ponchador, por lo que debe tener mucho más control sobre sus lanzamientos y evitar que se le embasen fácilmente. 

Después de una temporada en que era la novedad y los bateadores no le conocían E-Rod se enfrenta al año de su confirmación. En principio parte como número tres o cuatro de la rotación, pero una lesión de Buchholz (algo que no parece descabellado) le daría mucho más protagonismo. La oportunidad de triunfar en el gran show esta en su brazo.

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